miércoles, 18 de marzo de 2015

De los medios a las medicaciones

Prologo:

Este es uno de los libros más indispensables en los noventa. Al proponerse entender a esas industrias de las respuestas y la consolación que son los medios masivos, que no solo se dedica a asediarlas con preguntas y preguntas;  si no por el contrario se dedica a cambiar los interrogantes que habían organizado los estudios sobre la comunicación en los años precedentes.
Los pioneros en la investigación de los medios  trataban de saber cómo estos manipulaban las audiencias, la expansión de la radio, el cine y la televisión los llevo a creer que llegaron a sustituir las tradiciones, creencias y solidaridades históricas, por nuevas formas de control social. Este libro esta aparte estos supuestos. Desde un punto de vista menos ingenuo de cómo cambian las sociedades con las nuevas tecnologías, indaga como se fue desarrollando la masificación antes de llegada de los medios electrónicos. Por medio de la escuela, iglesia, literatura de cordel, el melodrama, la organización masiva de la producción industrial y del espacio urbano.
Al decir que las sociedades modernas fueron teniendo los rasgos de los que se culpa a los medios mucho antes de que éstos actuaran, se desmoronan varios lugares comunes del aristocratismo y del populismo. La cultura contemporánea no puede desarrollarse sin los públicos masivos, ni la noción de pueblo —que nace como parte de la masifícación social— puede imaginarse como un lugar autónomo. Ni la cultura de élite, ni la popular, hace tiempo incorporado al mercado y a la comunicación industrializada, son reductos incontaminados desde los cuales se pudiera construir otra modernidad ajena al carácter mercantil y a los conflictos actuales por la hegemonía.
Para cumplir estos objetivos la obra de Martín Barbero atraviesa varias disciplinas. Puesto que desplaza el análisis de los medios a las mediaciones sociales, no es sólo un texto de comunicación. Bien informado de la renovación actual de los estudios sociológicos,: antropológicos y políticos, parece un libro escrito para confundir a los bibliotecarios.
La democratización de las sociedades contemporáneas sólo es posible a partir de la mayor circulación de bienes y mensajes. Esta facilidad de acceso no garantiza que las masas comprendan lo que sucede, ni que vivan y piensen mejor. La modernidad, y el contradictorio lugar de los pueblos en ella, son más complica- dos que lo que suponen las concepciones pedagógicas y voluntaristas del humanismo político.
¿Dónde encontrar ahora los argumentos para ese optimismo? Martín Barbero se aleja del indigenismo y el populismo, y considera que las esperanzas nuevas se afincan más bien en los sectores populares urbanos. En las "solidaridades duraderas y personalizadas" de la cultura barrial y de los grupos artísticos, en los graffitis y en la música juvenil, en los movimientos de mujeres y de pobladores pobres, ve los resortes de una "institucionalidad nueva, fortaleciendo la sociedad civil". Se pueden hacer a esos agolpamientos críticas semejantes a las destina- das a los movimientos populares tradicionales, porque también reproducen estereotipos y jerarquías injustas de la cultura hegemónica. Sin embargo, el conocimiento de sus hábitos de consumo y apropiación de las industrias culturales, así como de las formas propias de organización de la cultura cotidiana, son algunos de los caminos para pasar de las respuestas que fracasaron a las preguntas que renueven las ciencias sociales y las políticas liberadoras.
Néstor García Canclini

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